lunes, 2 de julio de 2007

Entrelazado

El alcohol fluía por mi cuerpo, los cigarros verdes por mi mente, pero nada fluía por mi alma. Estaba fuera de este mundo, lejos muy lejos, allá por donde dicen que existe un ser llamado belsebu.

El último año de mis cortos años, ha sido un ir y venir de dolor de estómago, las lágrimas están al filo de la mejilla y el sueño ha copado más horas de las necesarias. El recuerdo del dolor y el olvido de la felicidad ha sido una constante en los minutos del día.

Hasta que sentí algo extraño. Al enredar nuestras piernas, un cosquilleo desconocido subía por ellas. Al sentir tus labios en mi párpado, hiciste que viera un presente diferente. Las lágrimas brotaron por mi interior y solo pude apoyar mi cabeza para escuchar tu corazón. Gracias a él desperté.

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